Compliance, un buen negocio para la empresa
- Patricio Véliz, Director Legal MC Compliance
- 24 abr 2015
- 2 Min. de lectura
COMPLIANCE se asocia a la gestión de cumplimiento de normas y regulaciones en las empresas. En ellas se realizan múltiples actividades de este tipo: emisión de estados financieros, cumplimiento de normativa laboral, medioambiental, de mercado y un largo etcétera. El éxito de estas actividades requiere de una visión integral. La introducción de estos programas y la irrupción de la figura del compliance officer, ha venido de la mano de las multinacionales, preocupadas de regulaciones que las alcanzan más allá de sus fronteras. También han aportado lo suyo las entidades financieras, que se enfrentan a problemáticas como el lavado de activos, la corrupción, la evasión tributaria, entre otros. Asimismo, el acceso de empresas chilenas a mercados de capitales externos ha derivado en mayores exigencias para la emisión de reportes financieros y prevención de delitos (SOX, FCPA, UK Bribery, etc.). El compliance officer, en esencia, se ocupa de que estos riesgos estén en la matriz, que existan medidas de mitigación y claros responsables de su cumplimiento. Tratados suscritos por Chile y el compromiso asumido con la OCDE de establecer sanciones eficientes, proporcionales y disuasivas para la persecución de delitos de corrupción y cohecho, dio origen en nuestro país a la Ley 20.393. Esta ley ha sido invocada recientemente, en el denominado caso Penta, por el Consejo de Defensa del Estado, para atribuir responsabilidad penal a la empresa por presunto cohecho al ex subsecretario de minería Wagner. Es claro que este y otros casos en desarrollo han derivado en una mayor valoración de los programas de compliance, por su enfoque en la prevención de delitos y malas prácticas y apoyo a la tarea de hacer bien las cosas, subrayo, correctas. Y esto es entendible, los directores se encuentran expuestos a nuevos y crecientes riesgos y estos programas son funcionales a sus deberes de supervisión, en la medida que estén correctamente diseñados y sean expresión de voluntad real de implementarlos y no mera pantalla o maquillaje. Los actos de fraude, corrupción u otros, pueden producir efectos devastadores en las compañías, estamos presenciando hoy ese fenómeno. Bajo un prisma estratégico, compliance es hoy un buen negocio. ¡Qué duda cabe!

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